Pocos reconocerían después que antes de la visita del Valencia habían consultado los resultados de la pasada temporada. Sí, Antonio Álvarez había computado dos victorias y dos empates antes de que en la quinta jornada una dolorosa derrota en Alicante cercenara su corta etapa como entrenador del Sevilla.
Marcelino, amén de unas sensaciones inciertas, había fotocopiado este arranque viciado en su valoración por el fracaso de la eliminación en la Liga Europa —Álvarez añadía una derrota en esta competición tras el batacazo en la previa de la Champions—, y si en vías de cincelar un sello pretendido pero ajeno a este Sevilla los resultados venían a hacer de cimientoshasta completar esa media inglesa que satisface en aras de la eficacia de los objetivos, la victoria de ayer debe entenderse como un punto de apoyo porque es de las que ayudan a crecer....
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