El Sadar era un estadio poco dado para los sevillistas; el Reyno de Navarra, no tanto. Desde que en diciembre de 2005 el club que dirige Patxi Izco decidió cambiar el nombre del pequeño y ruidoso estadio pamplonés, el Sevilla ha empatado allí tres veces, ganó una y perdió otra, el curso pasado. Aquel 3-2 fue doloroso por cómo se produjo, puesto que el equipo que dirigía Gregorio Manzano ganaba cómodamente al descanso gracias a dos tantos de Negredo en dos minutos, pero se descompuso al final con otros dos goles en apenas dos minutos, del 86 al 88, en plena descomposición blanca. Ahora le toca a Marcelino García Toral continuar con la buena dinámica del último lustro, que contempla, eso sí, la única victoria sevillista de la última década, la que obraron el propio Negredo y Kanoute la tarde-noche del 19 de septiembre de 2009, con Manolo Jiménez en el banquillo (0-2)...
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